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Las políticas de traslado internacional tienen como objetivo facilitar la disponibilidad de talento allá dónde esté la necesidad de negocio. Normalmente, este reto conlleva la definición de un abanico de políticas coherentes que permitan afrontar situaciones profesionales y personales diversas.
En un centro de trabajo, podremos encontrar profesionales que sean compañeros y disfruten de distintas condiciones económicas según la política que se les haya aplicado: expatriación, asignación a corto plazo, localización, etc. Es fundamental que las condiciones económicas de cada política tengan una coherencia global y que se definan criterios claros a la hora de decidir cuál va a ser de aplicación en cada caso. Además, es importante que las políticas se comuniquen para asegurarse de que los empleados entiendan su lógica y no las perciban como arbitrarias.
El inconveniente obvio de contar con más de una política se refiere a la coexistencia de distintas condiciones salariales en un mismo centro de trabajo o equipo, con el riesgo de que esto provoque un sentimiento de inequidad interna. Las diferencias salariales podrán mantenerse siempre que tengan sentido y puedan explicarse. El riesgo que conlleva esta práctica es que la percepción de arbitrariedad puede provocar fricciones dentro del equipo y desmotivar a los profesionales con peores condiciones.
En este caso, cada vez más común en las empresas, se trata el tema de la convivencia de empleados expatriados y locales en el Departamento Financiero de una multinacional del sector eléctrico.